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martes, 25 de mayo de 2010

Piru Gainza, El Gamo de Dublín (I)

Agustín Gainza Bikandi nació en la localidad vizcaina de Basauri (barrio de Pozokoetxe), el 28 de mayo de 1922. Fue el segundo de cinco hermanos. Dos de sus hermanos hicieron sus pinitos en el mundo del fútbol, es mas, su hermano Miguel perteneció al Athletic durante ocho temporadas.

Piru Gainza
Resulta curioso recordar ahora que Agustín sentía mucha más inclinación hacia la pelota vasca que por el balompié. Bajo la influencia de su hermano mayor, Miguel, comenzó a dar patadas al balón, aunque, todo hay que decirlo, sin demasiado entusiasmo. Así las cosas, se iniciaría incluso como guardameta, y de ahí precisamente surgió el apodo por el que será conocido de por vida. Es que Piru era en realidad el portero titular del Baskonia, y el jovencito Agustín heredó ese nombre gracias a sus espectaculares paradas cuando estaba en el equipo San Fausto, con el que jugó su primer partido oficial en 1937.

Por aquella época, el Athletic se encontraba realmente en cuadro como consecuencia de la Guerra Civil, con la mitad de la plantilla exiliada en el extranjero (por haber participado en la selección de Euskadi) y la otra parte movilizada por el régimen del general Franco. Se buscó una salida de urgencia para rehacer en lo posible las diezmadas filas rojiblancas, y para ello nada mejor que montar un torneo para encontrar nuevos jugadores. Agustín Gainza acudiría en las filas de otro equipo de Basauri: el Porrón, pero se desanimó bastante al caer con sus compañeros en la primera eliminatoria.

Lo cierto es que el fútbol seguía sin divertirle aún lo suficiente, y su padre, empleado de la Basconia, consiguió su entrada en la fábrica donde prestaba sus servicios, aunque la dureza de ese trabajo apenas dejaba tiempo libre para la práctica deportiva. No obstante, su hermano Miguel, que conocía las cualidades del nuevo extremo basauritarra, le animaba de forma constante a no desfallecer en la idea de dedicar un día toda la actividad al balompíe y a fe que no se equivocó.

Suplente de Gorostiza

Luego de varios intentos por parte del primer club del fúbol vizcaino, "Piru" Gainza se decidiria por los colores rojiblancos. Con sólo 17 años acabó firmando un contrato de aficionado con el Bilbao A.C., entonces filial del Athletic, sobre todo con la promesa de que se iba a gestionar el traslado de su hermano Miguel al Botxo, pues éste cumplía con sus obligaciones militare en Valencia. Poco tiempo después, Piru ya tenía entre sus manos un nuevo acuerdo escrito, ahora como profesional, lo que le permitió el salto al primer equipo.

El camino hacia el éxito se le antojaba dificilísimo, casi imposible, pues empezó como suplente de uno de sus ídolos: Guillermo Gorostiza, Bala Roja, un sobrenombre que venía otorgado al poseedor de una prodigiosa rapidez por la banda izquierda. Por si ello fuera poco, hacía gala de una escalofriante potencia de tiro.

Piru Gainza recogiendo un titulo como capitan rojiblanco
Indudablenente, un jugador de la categoría de Bala Roja cerraba el paso a cualquier figura en ciernes. No obstante, la diosa fortuna se alió con Piru Gainza al marcharse el de Santurtzi al Valencia, quedando así vacante le puesto dejado por quien fue máximo goleador en dos temporadas: 1929-30 y 1930-31, con 20 y 12 goles, respectivamente, en competiciones con menos equipos que ahora.

De esa forma, la campaña liguera 1940-41 dejó abiertas de par en par las puertas del éxito al aspirante de 18 años. Con su hermano Miguel ya asentado en la primera plantilla rojiblanca, el basauritarra llamado a las mayores glorias futbolisticas adquiriría muy pronto en propiedad el puesto de extremo izquierdo.

El resurgir del Athletic

El debut de Piru Gainza con los "leones" se produjo en el campo del Hércules (Alicante), donde se perdió 1-0. Su presentación oficial en San Mamés resultó un fiasco, al recibir del Athletic de Aviación un severo correctivo. Nada hacía presagiar entonces una carrera de triunfos en el joven jugador basauritarra.

Encima, la suerte le volvió la espalda en el partido de vuelta jugado en el estadio de Vallecas contra el mismo equipo madrileño. Es que ese Día de Reyes de 1941 una durísima entrada de Mesa le fracturó la pierna izquierda. Resultado de esa acción antirreglamentaria: seis meses de convalecencia. A pesar de esta desgracia, el Athletic quedaría segundo en la Liga, justo detrás de su doble verdugo: el Athletic de Aviación, hoy Atlético de Madrid.

El capítulo más amargo en la vida de un deportista son las lesiones, y Piru, obviamente, no sería ajeno a ellas. Sufrió percances físicos de diversa consideración a lo largo de su dilatada carrera futbolística en la élite, pero sólo dos de ellas serían importantes. Una ya la hemos reseñado, y la otra, llegaría en 1947 por culpa de un defensa del Vasco de Gama en el Trofeo Teresa Herrera (La Coruña), que terminó con rotura del maléolo.

Los aficionados de "La Catedral" se armaron de paciencia para comprobar lo que podían dar de sí las nuevas incorporaciones de "leones", sobre todo con la amargura que supuso el séptimo puesto alcanzado en la Liga 1941-42. Pero se estaba formando un poderoso equipo con la llegada de los Panizo, Iriondo, Lezama, Nando, Zarra, Bilbao, etc.

Este último, mucho más recordado por el apelativo de Bala Negra, se convirtió en el auténtico comodín de una delantera de lujo, al ser capaz de jugar en los dos extremos y, llegado el caso, hasta de interior. Piru le cerró el paso a la titularidad en la banda izquierda, pues el de Basauri era un superclase, un intocable para el entrenador si no mediaban lesiones.

(Fuente: Crónica del Athletic de Bilbao 1994 - 1995)