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martes, 1 de junio de 2010

Piru Gainza, El Gamo de Dublín (III y fin)

Una larga carrera

Es indudable que la trayectoria de Gainza simboliza como nadie la devoción a unos colores. Sus demostraciones de fidelidad al Athletic quedaron patentes al rechazar en los primeros años 50 una magnífica oferta que le hizo llegar el Bangu brasileño. Ya en 1957, el Club de los "leones" le pidió que retrasara su retirada del fútbol activo ante la alarmante ausencia de un sustituto de cierta garantía. Nadie quería ver huérfano de calidad el número 11 rojiblanco.

Capitán indiscutible del Athletic y del equipo español, Piru era agasajado y admirado allá por donde iba. En los prolegómenos de un partido internacional disputado en 1953 ante Suecia y en San Mamés, se le impuso la Medalla de Oro al Mérito Deportivo, siempre en atención a su brillante historial.

Bien rebasada la treintena, el de Basauri seguía en forma. Al paso de los años irían llegando más títulos a las vitrinas del Athletic. Se ganó la Liga 1955-56, sacando sólo un punto de ventaja al F.C. Barcelona, pero hasta diez al Real Madrid. Retirados ya Lezama, Iriondo, Panizo, Bertol, Zarra, Bala Negra, etc., Piru seguía al frente de la nave rojiblanca al controlar con destreza el timón.

El Athletic volvía a ser temible con nuevos jugadores de la talla de Carmelo, Artetxe, Arieta I, Garay, Azkarate, Mauri, Maguregui, etc., y con el checo Daucik dirigiendo al equipo. Eran los hombres encargados de ganar 2-0, contra todo pronóstico, al Real Madrid en el estadio Santiago Bernabéu durante la vibrante Final de la Copa de 1958.

Los blancos ya tenían nacionalizados a Rial, Santamaría y Di Stéfano (pues en la Copa no podían jugar extranjeros), y el Real Madrid se presentaba exhibiendo su vitola de campeón de Liga y de la Copa de Europa.

Se decía en la capital de España que "el mejor equipo del mundo" no iba a dar opción a "once aldeanos". Pero he aquí que el Athletic rompió con todos los pronósticos en un memorable partido. Los rojiblancos ganaron a base de furia y corazón a los altivos "merengues", con goles de Eneko Arieta y Mauri en el primer tiempo.

Piru, el gran capitán hasta su adiós definitivo a la práctica del fútbol, fue el encargado de recoger la Copa de manos de Francisco Franco ante los estupefactos seguidores del Real Madrid, considerado el equipo del régimen autoritario que entonces mandaba. Para la posteridad ha quedado esa fotografía en que está elevado por sus compañeros y con el trofeo en alto.

Piru con la Copa de 1958

Su etapa de entrenador

Agustín Gainza pudo seguir como jugador una temporada más. En junio de 1959 la Junta Directiva del Athletic le comunicaba la baja definitiva por expiración de contrato. Aún se sentía con fuerzas y moral para continuar un par de años más, pero luego comprendió que el relevo generacional ya era necesario, totalmente inevitable cuando acababa de cumplir 37 años.

Todavia jugador en activo, Piru había recibido el 1 de mayo de 1958 un merecido homenaje por parte de la afición de San mamés. Se hizo venir para la ocasión al West Bromwich Albion, un equipo de primera fila al contar con varios internacionales en sus filas.

Haciendo un balance de sus actuaciones en el Campeonato Nacional de Liga, hay que señalizar que Agustín Gainza participó en un total de 381 encuentros oficiales de ese torneo de la regularidad. Hasta ahora sólo está superado por Iribar, Etxeberria, Rojo I, Orue y Larrazabal.

Siendo el fútbol su pasión, Piru no podía vivir al margen de su equipo de toda la vida. Volvió como entrenador, en la temporada 1965-66. De entrada, daría gradualmente oportunidades a los juveniles, "cachorros" que como Txetxu Rojo, Lavín o Javier Clemente venían empujando al formar una nueva camada. En esa temporada el técnico de Basauri presentó en San Mamés y ante el Real Madrid, una innovación que a Miguel Muñoz, el entrenador blanco, el enfadó muchisimo: la manguera para regar el campo.

Piru Gainza también ejerció como entrenador del Athletic
El Athletic resurgía poco a poco de sus cenizas al afrontar un drástico cambio generacional por década, pero en la Copa se topó en el partido más decisivo el último, con el potente Real Zaragoza de los denominados "cinco magníficos". La derrota llegó clara, a pesar que Iribar hizo un extraordinario partido bajo los palos. La siguiente final se perdió también, ahora contra el Valencia. Esas derrotas de 1966 y 1967, respectivamente, dejaron abierto el camino a un triste récord en la historia del Athletic, con ni más ni menos que diez años sin ganar un título.

La temporada 1968-69 puso a los rojiblancos incluso al borde del precipicio en la competición liguera, sobre todo al perder 5-1 en Valencia y entrar de lleno en puestos de descenso. Piru se vió obligado a dejar su puesto de entrenador a un antiguo "león" y compañero de mejores tiempos, Rafa Iriondo; y éste a su vez, daría paso pronto a un manager británico llamado Ronnie Allen.

El alma de Lezama

La labor desarrollada por Agustín Gainza como ojeador dio un espectacular fruto con la contratación de un portero nacido en Zarauz, alguien que era capaz de sacar con la mano a 40 metros e iniciar el rápido contraataque. Se trataba de José Angel Iribar, quien fichó por el Baskonia de Basauri por expresa recomendación de Gainza.
Después, todo iría rodado para el Athletic al hacerse con los servicios de un guardameta que fue el héroe de la eliminación del Atlético de Madrid en la Copa, jugando en un modesto equipo de la Segunda División.

Piru Gainza fue la mano derecha de Javi Clemente cuando éste último se hizo cargo del banquillo rojiblanco (Piru y Clemente celebrando el Título de Liga de 1983)
Con la llegada de los años 70, Piru seguiría vinculado al Club de sus éxitos como jugador al desarrollar una incansable labor de ojeador de nuevas figuras. La inauguración de las instalaciones de Lezama facilitó este trabajo de "criba", descubriendo pronto un chaval con magnífica técnica: Manolo Sarabia. Así, hasta su jubilación, Gainza se convirtió en el alma de Lezama.

Basauri tributó un emocionado homenaje póstumo al mítico extremo izquierdo fallecido, victima de un infarto, el 6 de enero de 1995. El acto se desarrolló en dos días: 3 y 4 de junio, dentro del Memorial Cote Gainza, bajo la organización del Club Deportivo Basauri-Bea. Se quiso premiar con carácter extraordinario al mejor jugador de la historia de Basauri y a una de las leyendas del Athletic Club.

(Fuente: Crónica del Athletic de Bilbao 1994 - 1995)