Translate

lunes, 5 de diciembre de 2011

Entrevista a: Miguel de Andrés

(Entrevista publicada en el diario Deia el 12 de noviembre de 2011 por Jose Luis Artetxe)

Miguel de Andrés: "Al Athletic le di todo, hasta la pierna, pero me ha correspondido"

Miguel de Andrés
Integrante del último Athletic campeón, su carrera estuvo condicionada por un cambio de demarcación que, según dice, no le benefició. Una cuestión secundaria al lado de la grave lesión que sufrió con 29 años y que, además de forzar su retirada, le ha condicionado su vida

Bilbao. Lo único que a Miguel de Andrés (Otsagabia, 1957) le ha compensado de la minusvalía que padece ha sido su pertenencia al Athletic. Una vez colgó las botas, el club le ofreció trabajo como técnico. Lleva 25 años elaborando informes sobre equipos rivales y sobre chavales, algunos de los cuales están hoy en el primer equipo, como San José, Herrera o De Marcos.

Se le ha visto cómodo posando para el fotógrafo, como si lo hiciera habitualmente.

La verdad es que no, no me sacan muchas fotos. Antes era más fotogénico (se ríe), ahora tengo canas y en las fotos sale el pelo más blanco aún. El tiempo pasa, pero pelo sí tengo.

Pese a que lleva muchos años trabajando para el Athletic, no suele aparecer en los medios.

No se me ve mucho, no. Trabajo como informador. Empecé con Gonzalo Beitia, nos puso José Mari Amorrortu. Desde la época de Luis Fernández he estado con todos los entrenadores hasta Caparrós, con el que sólo estuve un año. Luego he estado viendo jugadores. Por ejemplo, de los que están ahora arriba le seguí a Ander Herrera. Recuerdo que el primer partido que le vi, jugaba en el Zaragoza de Tercera contra el Utebo. Era un partido difícil para él, pero jugó muy bien. También estuve en Liverpool viendo a San José y he seguido mucho a De Marcos y a Igor. También a los cedidos y a jugadores de la Real o de Osasuna.

Pero antes confeccionaba informes sobre los rivales del Athletic.

Sí. Les iba a ver quince días antes. Si venían a San Mamés les veía en un partido de fuera y si íbamos nosotros a su campo, en uno en su casa. Pero eso ha cambiado bastante, ahora todo se trabaja sobre vídeos. Yo hacía un informe escrito y luego lo comentaba con el entrenador. Así estuve años. Estaba bien, pero cada técnico tiene su forma de trabajo y luego la informática lo ha transformado todo. Antes se hacían unos montajes con VHS y ahora es mucho más sencillo y se maneja mucha más información. Cada día se analiza con más meticulosidad a equipos y jugadores.

En un principio también ejerció de entrenador.

Cuando me retiré del fútbol empecé de ojeador, viendo chavales. Luego entrené a los alevines, pero mi situación, por cómo tenía la rodilla, no era la mejor para estar en el campo, y a pesar de ello saqué el título nacional.

Pero no se prodigó en esa faceta.

Entrenar no me ha cautivado y creo además que hay que valer. No, no me gustaba, es bastante complejo y te tiene que gustar. Un entrenador se tiene que enfrentar, en el buen sentido, a muchas cosas: a la plantilla, a la prensa, al entorno... Hace falta tener capacidad. Prefería ver jugadores, sobre todo hacer informes.

Una función que da satisfacciones.

Claro, cuando encuentras un chaval y ves que progresa es bonito. Pero esta labor en el Athletic es complicada, el campo de acción es reducido, no hay tanto donde elegir.

Bueno, siendo verdad lo que dice, han seguido saliendo jugadores.

Es que hay que sacar lo que hay. Cuando los de Osasuna se enfadan, les digo a sus técnicos que el Athletic tiene que mirar aquí por narices, mientras que ellos, si quieren, pueden ir hasta Irán y traer un jugador. Creo que las quejas de Osasuna son más un tema político que deportivo.

Y lo dice un navarro.

Todos los padres de los chavales que hemos traído de allí están encantados y los chavales también. Cuando Azpilikueta, que está hecho en Osasuna, se va a Francia, entonces no pasa nada. Yo cuando vine al Athletic tuve dónde elegir, pero vine aquí.

¿Cómo fue eso?

Elegí el Athletic por la cantera y elegí bien. Sabía que aquí era donde más me iban a enseñar. Por necesidad y porque pocos equipos cuidan tanto la cantera como el Athletic. Tenía ofertas de Osasuna, Madrid y Barcelona. Me llamaba Serafín, un navarro que jugó en Barcelona, y Dalmau, que llevaba su cantera. Si atendía a Osasuna, me quedaba en casa y con 16 años cuesta salir y ese paso entonces era como cambiar de mundo. Ahora todo está cerca.

¿En qué equipo llamó la atención?

Vine del Pamplona, que era convenido del Athletic. Fuimos campeones infantiles y juveniles de Navarra, pero prácticamente no entrenábamos. Cuando llegué a Lezama todos me parecían buenos, mejores que yo, pero así es como se aprende más, rodeado de gente buena. Fui mejorando y enseguida despunté. Vinimos Sola, Mayayo, Guembe y yo. Un año después vino Purroy.

Vinieron en oleada.

Así fue, los cuatro a la vez. Jugamos en el juvenil con Iñaki Sáez y luego en el Bilbao Athletic. Estando en el juvenil, Koldo Agirre me llevó un mes de pretemporada con el primer equipo. Yo me decía "¿qué es esto?". En la plantilla había auténticas glorias. Volví al Bilbao Athletic y después fui cedido al Castellón, a hacer la mili. Allí jugué todo el año. Estaba de central el capitán, un tal Subirats, pero en cuanto me vio Paquito, el entrenador, me puso a mí. Luego me subieron al primer equipo, que entrenaba Senekowitsch. Y ahí fue cuando me cambiaron de puesto.

Le colocaron en el medio campo.

Siempre había jugado en la defensa, de libre. Me dijeron que era por necesidades del equipo y me costó mucho adaptarme. Los tres primeros partidos jugué atrás, pero estaba Alexanko, que quería jugar ahí, y yo pasé a la media. En el fútbol pasar de atrás hacia adelante es difícil; al revés, no, pero me tocó. Clemente me dijo que cómo me podían poner de medio, pero con él también jugué ahí. Iñaki Sáez era el único que me retrasaba porque sabía que yo prefería estar en la defensa. Creo que perdí mucho con el cambio, pero no me quejo; luego fui reconocido y con el tiempo estuve a gusto. Era intuitivo para robar y como entraba rápido, me adapté y físicamente mejoré.

Se tuvo que reciclar.

Con España sub'23 y en la selección B, que dirigía Luis Suárez, jugaba de libre y Maceda se quedaba en el banquillo. Luego, con Santamaría, me pusieron de medio porque era donde estaba jugando. Ahí dominaba, tenía dos piernas, colocación,…

Ya lo ha dicho, no es común que un jugador adelante su posición. Cuanto más arriba resulta más difícil jugar.

En la defensa ves todo el juego de frente. En el Athletic jugábamos un 4-3-3, un poco como ahora, de otra forma, pero así colocados. Los delanteros eran más delanteros y los otros dos medios jugaban abiertos. Para mí era la franja central y tenía mucho espacio. Por dentro el Athletic jugaba poco, me quedaba una zona muy amplia. Urtubi y Gallego trabajaban muchísimo, pero abiertos. Luego, Goiko y Liceranzu subían al remate y era yo el que se quedaba atrás, haciendo la cobertura.

Era el eje del equipo.

Fuera de casa era más importante, había que contener más, había más trabajo. En San Mamés íbamos todos más al ataque y alguna vez también yo llegaba a zona de tiro.

Menudo equipo tenían.

Era muy bueno, sí. Repasas uno por uno y era bueno. Ahora no encuentras laterales como aquellos. Cómo subía Luis de la Fuente, cómo llevaba la pelota, y Urkiaga no paraba, iba y volvía. Físico total. Ahora dicen que es muy físico el fútbol, pero cuántas veces recorrían el campo Urtubi y Gallego. Ahora se trabaja más con el balón, se aguanta más, no digo que no se trabaje porque basta con ver qué ritmo tiene el Athletic jugando contra el Atlético Madrid o contra el Barça. El fútbol es distinto.

Alguna similitud por lo que dice sí que cabe apuntar entre su equipo y el actual.

El ritmo de los de ahora es muy alto. Es gente joven, como éramos nosotros, y con un espíritu de trabajo grande. Ritmo constante, que no cesa. Lo bueno que tiene este equipo es que juega más, toca más, se repasa más el balón. Nosotros éramos más directos, se intentaba llegar antes arriba, ahora es más pausado. Éramos más rápidos para llegar arriba, pero no más veloces.

¿Cuál era la clave de aquel equipo?

Estaba bien conjuntado. Influía el entrenador, por supuesto. Hizo un equipo fuerte en todos los aspectos, también de cabeza, de creérselo. Un poco como ahora, que han cambiado de sistema y les ves fuertes, se ve a lo que juegan. Ha costado un poco. Este cambio se debe al entrenador, es evidente. Tenemos buenos jugadores, varios internacionales. Bielsa sabía lo que quería hacer y punto. Pensaba que se podía y los jugadores lo están asimilando. ¿Cómo vamos a cambiar? Pues sí, se ha cambiado.

Antes de ganar la primera Liga, ustedes ya apuntaban alto.

Si aquella Liga que ganó la Real dura diez partidos más... Creo que quedamos máximos goleadores, cómo metíamos goles… Quedamos cuartos, pero íbamos a un ritmo. En casa teníamos unos veinte primeros minutos terribles, nos poníamos delante, con dos goles.

El hecho de ver que la Real ganaba los títulos sería un acicate.

A la Real le pasó algo parecido a nosotros: tenía un equipo perfecto. De hecho pudo ganar otra Liga, aquella que perdió con los goles de Bertoni del Sevilla. ¿Quién no se acuerda de la alineación que tenía aquella Real? Yo jugué con López Ufarte un torneo de juveniles en Montecarlo. Le ganamos a Francia en la final 1-2. Allí fue donde le empezaron a llamar El pequeño diablo. Fue un espectáculo, flotaba, era increíble.

El año que ganan la Liga le expulsaron en Atocha.

Me acuerdo que le solté un patadón a Bakero, que se escapaba, y cada vez que cogía la pelota la gente me gritaba "¡hijo puta!". Pero por esa entrada no me expulsaron, haría otra luego. De todas formas, la Real siempre nos la preparaba... Que si la fiesta, la ikurriña y luego nos metía tres. Íbamos de panchitos. Atocha era muy difícil, ellos jugaban muy bien allí.

Esa misma temporada protagonizó otro hecho insólito: hizo dos goles en un partido.

No metí muchos, pero más que otros medios. Jugaba muy retrasado, aunque tenía buen tiro. Ese día nevaba y le metí dos a N'Kono, los dos con la izquierda y de fuera del área. Otro que recuerdo fue a Esnaola, en una semifinal de Copa. Fue el gol del año, una volea con la derecha espectacular, en la portería de Misericordia.

Y un tercer episodio curioso, en el decisivo partido de Las Palmas. Se proclaman campeones, pero empezaron perdiendo con un gol suyo en propia puerta.

Los dos equipos empezamos contemporizando. Nosotros dependíamos de lo que el Madrid hiciese en Valencia y ellos si perdían, descendían. En una falta lateral se la colé a Zubi, pero nos vino bien. Fue un estímulo porque entonces fuimos todos para arriba. Al descanso ya ganábamos y en la segunda parte les metimos un baño. El campo estaba lleno y pese a la tristeza que tenían por bajar, los hinchas canarios nos ovacionaron por el título. Un año después subieron y nos invitaron a un amistoso. Ganamos 1-3 y volví a meterle otro a Zubi, este de cabeza.

La gabarra, qué celebración.

La pena es que no se ha vuelto a repetir. Si ocurriese ahora cómo se disfrutaría. Nosotros disfrutamos bastante. Recuerdo que a Santillana le preguntaron por la fiesta que hubo en Bilbao y contestó que era lógico, como lo era que en Madrid no hubiese cosas así porque era incomparable un título del Athletic con uno del Madrid, que estaba acostumbrado a ganar Ligas. Creo que una Copa sí se puede ganar, pero la Liga me parece una utopía tal y como están las cosas.

Ganaron cuatro títulos seguidos y luego el equipo fue decayendo. ¿Qué influencia tuvo el lío entre Clemente y Sarabia?

Fue desagradable. Se le echó la culpa al periodista Paco Crespo, que atacaba al míster apoyando a Sarabia. Luego se inventó cada historia, se dijeron verdaderas burradas. Creo que fue algo deportivo, nada más, Manolo quería jugar más y a veces Clemente no le ponía. Manolo era un jugador espectacular y mucha gente quería verle. Pero en esto hay que ser uno más; si te ponen bien; y si no, también. Se enredó demasiado y tuvo sus consecuencias, Clemente tuvo que salir.

La plantilla actuó en bloque en apoyo del entrenador.

Sí, fuimos todos para que no le echasen, pero logramos el efecto contrario. De no haber hecho nada, quizás habría podido seguir.

Y la plantilla campeona se deshizo.

Llevábamos varios años a un ritmo muy alto, hubo gente que empezó a salir a otros equipos, aunque al año siguiente quedamos terceros en Liga. Entonces el jugador duraba menos. Ahora el fútbol es más táctico, de posicionamiento, el nuestro era más abierto, más lanzado.

No hemos hablado de la final de Copa con el Barcelona.

Ves ahora ese partido y compruebas que íbamos como locos, muy explosivos. No nos hicieron ocasiones, metimos el gol y a aguantar. En el Barça eran todos internacionales.

¿Qué le pasó a Maradona?

Alguna historia habría y como el otro no estaba para bromas…

Usted sabrá que pasó para que hubiese aquella tangana al final.

Lo del final no me pilló cerca. Maradona le metió un rodillazo a Sola y le dieron ocho puntos en la boca. Creo que todo empezó con algo que se dijo desde nuestro banquillo, pero no sé.

Llegamos al final, a su triste final, la lesión ante el Madrid en San Mamés.

Tuve luxación total de la rodilla derecha. Me operaron y tuve la mala suerte de que se me infectó. Me hicieron varias operaciones y nada. El pasado marzo me pusieron una prótesis, porque en los últimos años he estado aguantando mucho dolor. Me intervino Vilarrubias, que me hizo todas las operaciones, justo antes de que se jubilase. Entre grapas y tornillos tenía once piezas en la rodilla.

Fue un proceso duro porque expectativas de curación sí hubo al principio, pero…

Desde la lesión, que fue totalmente fortuita, no he podido hacer deporte. No he podido ni andar. Lo pasé mal, veía que no iba y que aquello se acababa. La gente decía que me había quedado cojo, sí, pero eso no fue lo peor. Lo peor ha sido convivir siempre con el dolor. Esta rodilla me ha dado muchos problemas. Ahora por lo menos no tengo dolor. Lo he llevado mejor gracias a que he seguido enganchado en el club, por eso puedo decir que para mí el Athletic lo ha sido todo. Yo al club también le di todo lo que tenía, hasta la pierna, pero el club me ha correspondido.

Ni siquiera había cumplido 30 años.

No y tenía un oferta de renovación para tres temporadas. Estábamos hablando, yo pedía cuatro y me lesioné. Me dijeron que respetarían lo apalabrado, pero sólo me dieron un año y lo comprendo. Vino Howard Kendall y se portó muy bien conmigo, fue muy cariñoso. Nadie te dice que no vas a volver a jugar, pero te das cuenta, intentaba hacer la rehabilitación y veía que era imposible. Fue todo un poco traumático. Pedro Aurtenetxe enseguida me dijo que empezase a trabajar en el club. A raíz de mi lesión la gente empezó a hacerse seguros y coberturas. Si lo hubiese sabido, pero es que no había tenido una lesión en mi vida. Tuve muy mala suerte porque estaba en plenitud.