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jueves, 17 de abril de 2014

Howard Kendall nunca se irá de Bilbao

Artículo publicado por José L. Artetxe en el diario Deia el 16/04/2014

El exentrenador inglés se siente un privilegiado en el reencuentro con la familia, los amigos y los lugares que conoció, y de los que se enamoró, hace 25 años.


Howard Kendall posa junto a un póster de la plantilla de la temporada 1989-90, la última en la que dirigió al Athletic. Foto: David de Haro

Un inglés vino a Bilbao por ver la ría y el mar…" reza la popular habanera, y en su caso, sigue y seguirá viniendo. Son casi 25 años desde que voló hacia su país tras dirigir durante dos campañas y media al Athletic, pero Howard Kendall (Ryton-on-Tyne, 1946) posee poderosas razones para regresar a un destino que le cautivó: "Vuelvo porque este lugar es muy especial para mí. El tiempo que pasé aquí trabajando fue muy agradable gracias a la gente. Yo vine solo y todo el mundo se portó bien conmigo. Me siento un privilegiado aquí. He pasado cuatro días, pero han sido tan intensos por vuestra hospitalidad y el sentido que cultiváis de la amistad que me han parecido cuatro meses. Quisiera que destacases estos dos conceptos, hospitalidad y amistad. Por cierto, si Heynckes y Txetxu Rojo han entrenado al Athletic dos veces, ¿por qué yo solo una?".

El buen humor, la socarronería, la risa franca, son consustanciales a la personalidad de un hombre campechano al que no le costó apreciar los encantos de Bilbao y del Athletic. Era un técnico con una gran reputación, que había conducido al Everton a la conquista de varios trofeos, incluido el único continental (una Recopa) de su palmarés, cuando sus servicios fueron reclamados desde el palacio de Ibaigane para salvar una coyuntura muy delicada, materializada la temporada anterior en la disputa de un play-off para eludir el descenso. Kendall afrontó el reto y en su primera Liga (1987-88) colocó al Athletic cuarto, igual que ahora. Finalizó en séptima posición al año siguiente y fue destituido en otoño de su tercer curso, pero con el deber cumplido: el equipo había remontado el vuelo y afrontado una profunda regeneración, pues la savia de la plantilla que conquistó los últimos títulos se había agotado.

Hoy está retirado y ha querido refrescar sus múltiples recuerdos, volver a ver a algunos de los muchos amigos que hizo y mantiene, con mención especial para la familia Renteria, que considera suya, con la que convivió durante toda su estancia como técnico rojiblanco. "Esta es mi segunda visita, la anterior fue hace una década. También tenía planeado venir hace tres años, pero se suspendieron los vuelos por el tema del volcán de Islandia. He venido acompañado por dos amigos, Brian (fue jugador y ojeador en el Everton) y Ralph, los mismos que me vinieron a visitar cuando estuve en el Athletic. Les propuse hacer este viaje y aceptaron encantados. Para mí es importante que hayamos venido los tres juntos otra vez".

"Lo primero que miro"

Kendall ha estado en los lugares que frecuentó, ha paseado, ha salido a la mar, se ha sentado en la mesa de alguno de sus restaurantes favoritos en el centro de la ciudad y ha sido objeto de un agasajo constante por donde se ha dejado ver. Se le tiene cariño, no importa lo lejos que queda su pasado rojiblanco. Perdón, su presente es asimismo rojiblanco: "En todos estos años, el resultado del Athletic es lo primero que miro. Yo estuve muchos años entrenando al Everton, pero después mi equipo es el Athletic". En el club inglés cubrió una docena de campañas en tres etapas distintas.

La fama adquirida en el siempre atractivo fútbol inglés fue su aval para fichar por el Athletic, donde no tardó en acreditar sus cualidades. "Cuando llegué el equipo estaba abajo y había que hacer muchos cambios. A veces este tipo de procesos llevan su tiempo, pero tengo que agradecer a muchas personas del club que me ayudasen a ir conociendo e incorporando a los jugadores jóvenes, a los que yo no conocía, como Alkorta, Lakabeg… Recuerdo que en el primer partido no puse a Sarabia, elegí a Sarriugarte porque era más rápido y yo quería alguien así para jugar en la delantera. Mucha gente no entendió la decisión porque Sarabia era un futbolista consagrado, pero era solo el principio del cambio que hacía falta". Hace un aparte para referirse a su ayudante en aquella aventura: "El equilibrio que conseguí con Txetxu Rojo me ayudó mucho. Con él a mi lado tuve alguien en que confiar. Pienso que de haber estado solo, el trabajo habría resultado mucho más difícil. Txetxu no solo opinaba sobre lo que yo decidía, también él aportaba opiniones suyas que yo aceptaba. Nos entendimos muy bien".

Y la comunicación no era precisamente algo sencillo para él. Lo explica apoyándose en su experiencia vital, extensible a la profesional: "El primer año solo hablaba inglés y de ahí la importancia de contar con gente alrededor con la que poder comunicarme. Viví en Lezama porque como vine yo solo de Inglaterra lo preferí a residir en el centro de la ciudad, en un hotel o un apartamento. Cuando el club me enseñó las instalaciones vi que había una habitación y pensé que era ideal para mí. Acerté porque así entré a formar parte de una familia, los Renteria, y nunca me sentí solo". Jesús y su mujer María Jesús, y Aitor y Josu, los hijos, residían en Lezama y con ellos convivió, como uno más.

Un partido para despedirse

Le hizo ilusión pasear por el que fue su hogar el pasado sábado. "Cuando llegué lo primero que pregunté es ¿Dónde está mi habitación?. Ha mejorado una barbaridad. El tema de las instalaciones ha evolucionado mucho. Hoy es algo común en todos los clubes, pero es algo que en el Athletic se pensó y se hizo hace mucho tiempo. El Athletic es pionero en este tema por el sistema que tiene de tener jugadores propios". Fue feliz en el Athletic, pese a que se tuviera que ir antes de lo previsto, capítulo que en absoluto enturbia sus sentimientos: "Me acuerdo que Iribar me comentó que en el Athletic no era muy normal que a un técnico se le despidiese estando el equipo en una zona tranquila, fuera de riesgo, en mitad de la tabla, pero tanto el club como yo mismo tuvimos claro que era el momento de dar por finalizada aquella etapa. Sí me gustaría decir que una vez resolvimos el contrato me quedé para poder asistir al siguiente partido del Athletic en San Mamés. Quería despedirme de todo el mundo. De aquí marché a Inglaterra y fiché de inmediato por el Manchester City, pero que quede claro que esta no fue la razón por la que dejé el Athletic, sino algo que surgió posteriormente".

El sábado tras el entrenamiento pudo departir un rato con el actual técnico: "A Valverde le conocí porque me tocó enfrentarme a él cuando estaba en el Barcelona. En realidad le conocía a través de Lineker, a quien había tenido antes en el Everton y jugaba en aquel equipo dirigido por Cruyff. No me gustan los entrenadores dandy, esos que se pasan el partido dando órdenes y gesticulando en la banda. Actúan así porque están delante de la afición, el futbolista ya sabe lo que tiene que hacer. A Ernesto le vi muy sereno y concentrado".

Habla de la noche del lunes, del Athletic-Málaga, que siguió desde el palco. Estas son sus impresiones, tal cual: "San Mamés me ha parecido un estadio fantástico. En la memoria siempre tendremos el viejo San Mamés, eso es inevitable, pero el nuevo es un gran campo. Tendré que volver para verlo acabado". En cuanto al equipo: "El Athletic me gustó técnicamente. Antes estaba Llorente y se jugaba más directo, buscándole a él siempre. Ahora en cambio el equipo tiene un juego de ataque más variado, hay más alternativas para llevar el balón arriba. Llorente es un buen jugador, pero esa figura del delantero grande va en declive, incluso en el fútbol inglés, ahora se lleva un delantero más hábil". Y una tercera idea, un tanto chocante tal y como discurrió el encuentro, pero…: "Me gustó el portero, mandando a los defensas y dominando la situación cuando intervino para jugar con los pies. Los porteros jóvenes son peligrosos y la portería es la posición más trascendental en un equipo. Un bloque se construye a partir del portero".

No duda de que el objetivo deportivo que persiguen los rojiblancos se hará realidad: "Espero que nos veamos el año que viene en algún partido por Inglaterra. Esta vez no podrá ser el Manchester United porque no se va a clasificar para la Champions, quizás el City. Hace dos años no pude asistir en directo al partido de Old Trafford, me resultó imposible, pero me reuní en una comida con Josu Urrutia, que es uno de los chicos que debutó conmigo. Te diré que la víspera declaré a la prensa inglesa que tuvieran cuidado con el Athletic. Ya le había visto jugar y dije que no será ni el Madrid ni el Barcelona, pero les advertí que era muy peligroso y mira. Vi el partido grabado al día siguiente".

No todo es fútbol para Kendall cuando pisa Bilbao y ofrece su particular visión de la Villa: "La gente no ha cambiado y esto es lo fundamental. Puede que ahora haya nuevos hoteles, está el Guggenheim, el nuevo campo de fútbol... Todo esto está muy bien, pero lo que para mí vale es que la gente de aquí sigue siendo igual". Y repasa algunos de los encuentros que ha tenido para rematar con una reflexión en su línea de tipo majo, agradecido: "Por la calle me han parado mucho, todos querían hacerse una foto conmigo. Lo que me ha parecido increíble es que también los jóvenes me reconocieran, porque la gente de más edad es normal, pero esa juventud no me conocía de mi etapa como entrenador en el Athletic. Solo encuentro dos explicaciones para esto: que tienen buenos padres y les han contado quién era yo o quizás que formé un buen equipo aquí".

Kendall, Howard, voló ayer al mediodía hacia Liverpool, donde está radicado, junto a Brian y Ralph. Los tres prometen que habrá una próxima vez. El jefe de la expedición ya tiene algo ahorrado para entonces, porque fue quien acertó el 3-0 que logró el Athletic en la porra que hicieron en el descanso.