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domingo, 3 de mayo de 2015

Eskerrik asko, Don Andoni!

Artículo publicado por Juanma Mallo en el diario El Correo el 02/05/2015

Se marcha. Dice adiós. Le queda menos de un mes en el club de su vida, en ese Athletic con el que ha disputado más de 500 partidos, a la altura de mitos como José Ángel Iribar, Txetxu Rojo y Joseba Etxeberria. Se despide Andoni Iraola, ese futbolista que siempre ha intentado pasar de perfil, que los focos no le apunten y, si lo hacían, que no le deslumbraran. Alcanzará los 33 años el próximo mes de junio, como él que esto escribe, y quizá por haber nacido en el mismo año, en ese 1982 que trajo un Mundial, por ser ambos de la 'generación de Naranjito' –llamémosla así–, siempre he sentido una especial devoción por este lateral derecho que es un apasionado del fútbol. Recuerdo una conversación en Lezama, allá por el mes de marzo de 2011, tras el primer encuentro de aquella temporada que se perdió por sanción. Había jugado todo a las órdenes de Caparrós, 28 partidos de Liga consecutivos, pero la quinta amarilla le impidió participar. El duelo, era contra el Valencia, arrancaba a las nueve, pero en lugar de dedicar la tarde a pasear, a leer un libro –una de sus aficiones–, se pasó la tarde pegado a la televisión, cuando aún se disputaban varios duelos a la misma ahora –qué tiempos–: "Vi el Hércules-Getafe –evocaba–, sobre todo para ver si ganaba el Hércules, porque para nosotros era mejor. También seguí el previo de nuestro partido, estás pendiente del Racing-Villarreal, de otras cosas...". Vamos, que su vida es el fútbol, y ahora, claro está, su hija recién nacida.

Como todas las que se mantienen con un futbolista educado, amable, siempre con esa media sonrisa, aquella charla resultó agradable, lo habitual cuando el entrevistado es un tipo sencillo. Ahora abandona el Athletic, esa entidad para le que ha luchado y por la que renunció a la selección, a una Eurocopa luego triunfal, la de 2012, porque quería restablecerse de sus molestias de pubis y darlo todo por la camiseta rojiblanca. Que tuvo llamadas de fuera, por ejemplo de Inglaterra, del Liverpool, pero que nunca descolgó el teléfono. Vamos, que las bases del premio 'One Club Man Award' parecen redactadas para él. Pero pertenece al club, eso le elimina –como lo hace con Julen Guerrero–, y quizá acabe su carrera en Estados Unidos, país que le apasiona. Sin embargo, por este tipo de jugadores el Athletic es grande. Enorme. Por hombres que lo sienten, que tiran de honestidad para darse cuenta de que su tiempo ha acabado, que ya no puede ofrecer más a una camiseta a la que ya no le cabe más sudor.

Recuerdo otra conversación. Más reciente. Del verano de 2013. Acababa su contrato en el verano de 2014 –luego renovó– y en Lezama, como presentación de una campaña en la que recibió con los brazos abiertos a Valverde, a su mentor, salió a colación la prolongación de su contrato. Dijo que estaba "en una edad", 31, en la que no podía hacer planes "a muy largo plazo". Yo di un respingo. Me hirió mi orgullo.

– "¡Pero si tiene 31 años...!", le solté.

Él comenzó a reir, y respondió. "En el mundo del fútbol, cuando pasas de los 30... tienes que examinarte casi partido a partido. Por ahora, me veo bien, intento seguir siendo competitivo y valioso". Ya no se observa así. Se calibra y no se siente de esa forma. Por eso deja el Athletic. Un símbolo que nos abandona. Pero lo ha dado todo. Y eso hay que reconocerlo de alguna manera. No sé, un homenaje, que San Mamés le despida con una ovación atronadora. Él lo pasará mal. Seguro. De momento, y para siempre, nosotros sólo podemos decirte: Eskerrik asko, Don Andoni!